¿Qué me pongo en el metaverso?
Las casas de moda están empezando a experimentar con el mundo digital para vender sus colecciones, presentar sus novedades o vestir a los avatares de quienes circulan por juegos y otros escenarios virtuales que crecen día a día en Internet ¿Estamos a punto de vivir en la matrix?
En la tierra virtual de Decentraland, una de las plataformas más utilizadas hoy en día, se realizó en marzo pasado la primera Metaverse Fashion Week, un evento histórico para el mundo de la moda. Desfiles digitales en escenarios del metaverso, mesas redondas, conferencias con destacadas figuras y after parties se mezclaron con presentaciones de arte, películas y fotografías.
Tras esta primera versión, además de vislumbrarse los problemas técnicos que quedan por solucionar (hubo fallas de conexión e interrupciones), se profundiza la pregunta sobre la dirección de este auge virtual de la moda, acelerado por la pandemia.
Después del evento algunas marcas como la singapurense Charles & Keith mantuvieron su presencia en Decentraland, donde los avatar de los usuarios pueden probarse prendas digitales, comprar productos en línea y participar en concursos que les dan acceso a ediciones limitadas. Meses antes, la casa de lujo francesa Balmain había lanzado diseños en NFT (Non-Fungible Token que representan piezas digitales únicas) para Barbie, a través de una colección para avatares de Barbie y Ken que se combinan con versiones físicas a escala del atuendo. Luego abrió Gucci Vault Land, espacio donde los usuarios pueden viajar por la historia de la marca mediante juegos y NFT coleccionables. Givenchy también diseñó quince NFT de moda digital junto al artista grafitero Chito, quien además inspiró la colección de verano de la marca mientras que Nike, siempre a la vanguardia en la transformación digital, creó su propio metaverso: Nikeland.
La membrana permeable entre lo físico y lo digital
Estas propuestas no son más que distintas expresiones de lo phygital, un término que se refiere a la combinación de experiencias físicas y digitales, y que ha comenzado a perfilarse como una herramienta clave para el futuro del retail.
Ahora bien, si vamos a vivir inmersos en lo phygital, ¿nuestros avatares llevarán la misma ropa que usamos en el mundo físico? Nada nos obliga a hacerlo. En lo que a ropa y apariencia respecta, las posibilidades serían infinitas, tal como postulaba hace unos años “Ready Player One”, el filme de Spielberg donde la humanidad prefiere el metaverso a un sombrío y empobrecido mundo real. Puesto en dicho escenario su protagonista Wade Watts, quien ingresa a OASIS como Parzival, se prueba distintos atuendos virtuales para su cita con Art3mis, incluyendo ropa usadq por Duran Duran y Michael Jackson. Sólo que Wade no los sacaba de la nada: los compraba.
Las marcas han invertido tiempo, dinero y research en el diseño de nuevas prendas de ropa y accesorios exclusivos para el metaverso. No se trata sólo de moda, sino de entornos virtuales donde dejan su impronta en todo lo que rodea al cliente virtual y éste puede personalizar sus propios looks e interactuar con otros en sus nuevos outfits.
Hay quienes sugieren que esto supera largamente las esferas de las marcas, para entrar en el plano de eventos que en su formato presencial pueden ser exclusivos, pero en clave digital súbitamente podrán adquirir un perfil masivo. Sólo que estar a la altura no será tan fácil: para usar la versión virtual del vestido Chanel que se puso Penélope Cruz en la última entrega de los premios Oscar, tendrás que comprarlo a Chanel. Y si quieres disfrazarte de Navii -la raza alienígena que protagoniza la saga Avatar-, es muy probable que tu pago llegue a Disney, compañía dueña de los personajes.
El cobro por el uso de sus diseños es una de las tantas posibilidades que se abre para la industria de la moda en el metaverso; otra muy reciente es la aparición de compañías especializadas en diseñar colecciones a la medida de los usuarios (Over ya está requiriendo creadores de ropa virtual en 3D). Y claro, también se ha abierto espacio para súper modelos digitales, como Shudu o Dagny. Estas llamadas meta bellezas revolucionarán, además, el mundo del maquillaje y, ojo: no envejecerán como sus contrapartes del mundo real.
Aunque algunos creen que con la vuelta a la presencialidad todos quieren ver modelos de carne y hueso en desfiles reales, el potencial del metaverso de la moda es reconocido, especialmente a largo plazo. La pregunta entonces es si estamos en las puertas de una invención que nos alejará cada vez más de la realidad palpable, en la que nuestros avatares trabajarán, jugarán o socializarán vistiendo a la moda, convertidos en personajes que cumplan nuestras fantasías. Considerando que la moda es sobre todo una cuestión de identidad, el dilema está planteado ¿Cuándo empezaremos a tomarlo en serio?
February 17, 2023